martes, 14 de octubre de 2008

EL ODIO HACIA LOS EXITOSOS

Hay una realidad en muchos países, en especial en los países subdesarrollados, que es inalterable: la bronca generalizada contra los Estados Unidos de América... Pero la pregunta es, ¿obtenemos alguna ventaja gracias a este impulso sentimental? ¿Qué es lo que provoca esto? ¿La envidia? ¿El resentimiento? ¿El egoísmo? ¿Alguna intrínseca satisfacción por la crítica que produzca un falso sentimiento de superioridad? Lo cierto es que por el exacerbamiento de esta infundada bronca muchas veces nos cegamos ante la realidad, y abandonamos principios fundamentales.
Los ejemplos son numerosos. En la II Guerra Mundial, por ejemplo, pueblos como el argentino se permitieron estar gobernados por líderes totalitarios nacionalistas que hablaban de la "independencia del imperio" cuando en realidad estaban muy subordinados al Eje. En el caso de Perón esto es indiscutible. De hecho, recientemente se ha encontrado un mapa hipotético de América hecho por los nazis en el que se observa una clara reducción del territorio brasileño y una ampliación desmedida, completamente ilusoria, del territorio argentino.
¿Era difícil durante la II Guerra Mundial darse cuenta de que uno de los bandos luchaba por la libertad y los derechos humanos, mientras que el otro lo hacía por afinidad hacia un modelo cerrado, totalitario y discriminador, así como también sistemáticamente asesino? Sinceramente no lo creo, y sino miremos lo que ocurrió con Europa Occidental, Japón, Corea del Sur, y todos los países que cayeron bajo la órbita de protección de los Estados Unidos.
El antinorteamericanismo es únicamente explicable si aceptamos, o que los pueblos que caen bajo las garras intelectuales del mismo están en contra de la libertad en sí misma, o que existe una tentación de caer en el odio hacia las naciones que logran el éxito defendiendo los mejores valores e ideas, o sea que logran el mejor de los éxitos.
Como no creo que los seres humanos no seamos partidarios de la libertad, voy a quedarme con lo segundo, es decir, con la teoría de la tentación. Tentación que es aprovechada por líderes populistas para generar miedos infundados y exacerbar los sentimientos negativos de las personas, que generan la clase de violencia y división que termina siempre favoreciendo a los líderes autoritarios.
La tentación de caer en un odio irracional e irrefrenable hacia los exitosos nos permite sacarnos nuestra culpa de encima y hacernos la idea de que la solución a nuestros problemas es muy sencilla: consistiría simplemente en olvidarnos de nuestros problemas, delegando todos nuestros derechos y nuestro poder personal en líderes carismáticos y autoritarios que se encarguen de aislarnos de las negativas influencias de los países exitosos. Y esto nos lleva a caer en la terrible situación de gastar nuestras energías en criticar al mejor o los mejores, en vez de intentar imitarlos.
¿Acaso esto sucede porque sabemos que el imitarlos sería imposible? Mediante este tipo de actuaciones, ¿no estaríamos demostrando inferioridad? Lo importante es que con esta innecesaria actitud nos perjudicamos a nosotros mismos. Y si lo analizamos más profundamente, nos daremos cuenta de que incluso perjudicamos a veces a otras personas que nada nos han hecho como para recibir una respuesta negativa de nuestra parte.
Estados Unidos puede cometer muchos errores, pero es sin duda una democracia muy consolidada en cuyo gobierno, por la fuerza de las circunstancias, tienden a prevalecer siempre las buenas intenciones y la racionalidad del común de la gente. Por eso su política exterior, a pesar de su preeminencia global como país, y a diferencia de la política exterior de, por ejemplo, Hitler o Stalin, ha tendido siempre a favorecer la estabilidad y la seguridad democráticas en la medida de lo posible y a rasgos generales.
Se indica a veces que el apoyo por parte de Estados Unidos a las dictaduras latinoamericanas de la década del 70 no encaja en esta idea. Sin embargo, es necesario señalar que una política a favor de la democracia no es necesariamente aquella que se muestra favorable a cualquier líder surgido democráticamente, por más autoritario y antidemocrático que sea su liderazgo, sino aquella que acompaña de la mejor forma posible el movimiento universal humano favorable a la democracia, logrando que la misma alcance vigencia real en la mayor cantidad posible de países y lo antes que sea posible. Y en el caso de las dictaduras señaladas, correctamente o no, la clara intención era contrarrestar el avance del comunismo y de la Unión Soviética, que para entonces constituían la mayor amenaza a la democracia en el mundo.
No es casualidad tampoco que los Estados Unidos siempre se la agarren con los líderes más tenebrosos y siniestros, como Saddam Hussein. El mismo había invadido Kuwait en 1990 y provocado una guerra contra las Naciones Unidas en 1991. Luego de perder la Guerra del Golfo, se había comprometido a respetar ciertas medidas, las cuales violó constantemente durante más de una década. Pero lo más importante no es esto sino las características del régimen que se sucedía.
Probablemente para la instalación de nuevos regímenes en cualquier sociedad totalitaria siempre sean necesarias, lamentablemente, las guerras. Y si se judtifica o no que dicha guerra sea acelerada por una potencia democrática extranjera, es una discusión compleja, necesaria y admisible. Pero muy distinto es negar la universalidad y moralidad de la democracia.
En el régimen de Saddam las personas no gozaban de ninguna libertad. Quien se oponía a la idea única impuesta por la fuerza, era automáticamente asesinado, atormentado o desaparecido. En el régimen de Saddam las mujeres eran discriminadas y maltratadas por el simple hecho de ser mujeres. Eran utilizadas por los hombres como objetos para la satisfacción sexual. Y en el régimen de Saddam se fomentaba una actividad tan horrorosa como lo es el terrorismo. Se les pagaban 25.000 dólares a las familias de hijos terroristas. No a los terroristas, ya que ellos estarían muertos.
Como los pueblos kurdos querían su independencia, Saddam Hussein tomó la decisión de que las armas químicas que su régimen estaba desarrollando se probaran directamente sobre dichos poblados. De esa forma, aviones imprevistos y silenciosos comenzaron a deambular por el norte de Irak, para en cualquier momento y sin previo avizo derramar gases venenosos y tortuosos sobre poblaciones enteras, matando de asfixia y sufrimiento a niños, ancianos, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, no por oponerse a la democracia, no por intentar someter a otros iraquíes, sino simplemente por ser kurdos, por haber nacido en el punto geográfico que por pura casualidad les tocó.
¿Estamos de acuerdo con un sistema así? Si es así ¿Por qué entonces no luchamos fervorosamente para instalarlo dentro de nuestras fronteras? ¿Qué opinarían las mujeres? Probablemente que es un sistema tan espantoso que sería inadecuado incluso pensar en algo semejante.
Una cosa es oponerse a la guerra de Irak señalando que es estratégicamente inadecuada o que serán mayores las muertes que cause que las vidas que salve. Pero algo muy distinto es oponerse a Estados Unidos, a la democracia y al inevitable avance de la libertad, pura y exclusivamente por falta de humildad y por un irracional y perjudicial odio hacia los exitosos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No olvidemos a Vietnam un país que luchaba por una democracia verdadera, por una igualdad entre los hombres y que había conquistado su libertad luego de haber expulsado de su territorio al Japón y luego a los franceses quienes intentaban reconquistarlo, estaba conformado por campecinos que solamente querían ser libres y que nadie los molestara, luego América intervino para reconquistarlos y someterlos a su visión del mundo pero al final la razón ganó y estados unidos antidemócrata tuvo que marcharse y a méxico al que le robaron la mitad de su territorio, país que era más libre en ese entonces que el mismo Norteamérica, ya que tenía prohibido toda forma de esclavitud mientras que en ese tiempo estados unidos era no solamente racista sino que esclavista, actualmente méxico es el patio trasero de américa y le roban sus recursos naturales, les sirve como tiradero nuclear manejan su gobierno a su antojo, es fascinante como América impone en este país su concepto de democracia bipartidista, yo amo a América por ser un autentico modelo a seguir tan imperialista y destructor del mundo esta es la verdadera bestia del apocalipsis la ramera y el anticristo.